El meu relat de part traumàtic i agredolç

Avui us volem compartir un nou relat real d’una dona i amiga que ens ha volgut explicar amb les seves paraules, com de dur va ser viure el seu part. Vol difondre la seva experiència de violència obstètrica per donar a conèixer la mala praxis que segueix havent per part de molts professionals i a molts hospitals, perquè no hauria d'haver cap cas així ni cap experiència així de traumàtica però per desgràcia segueix pasant.

Amb aquest relat pretén compartir l’experiència per si pot ajudar a dones i futures mares que s'han trobat en la seva situació.

Mil gràcies per compartir-nos la teva història!

"Procedo a mi relato:

Soy hipertensa de base, pero durante todo mi embarazo la mantuve controlada sin medicación.

Un día de la semana 37 tuve mucho dolor de cabeza, mareo y náuseas. Me tomaba la tensión y la diastólica era siempre igual o superior a 110. Con lo que me fui de urgencias. Me dieron trandate, me hicieron correas, una eco y todo estaba bien. Me mandaron a casa con la misión de tomarme cada día la TA varias veces al día. Y cada día la tenía al límite.

En la semana siguiente fui a la visita con mi gine. Visto que mis tensiones tenía tendencia a aumentar, me dijo que le gustaría programar el parto. Le di mi consentimiento ya que entendí que podía ser un riesgo para mi y para el bebé si no lo hiciera. Y podríamos tener algún susto más adelante.

En la semana 38+6, era EL día (29-04-2022). El día que debería ser el más feliz de mi vida, sin embargo, fue traumatizante.

A las 9h de la mañana me pusieron la prostaglandina, que me hizo rabiar de contracciones una hora más tarde. Me enviaron a planta y me dijeron que cuando ya no pudiera más que avisara para que me bajasen a la sala de partos.

Sobre las 13 me bajaron. Le di a la matrona mi plan de parto. Tenía contracciones cada 12 min.

A las 14:40 las contracciones empezaron a ir a más y me pusieron la epidural. Pero, solo estaba dilatada 1cm.

A las 15h me rompieron la bolsa. La verdad que no me cuestioné porque creí que era un procedimiento normal en una inducción. Y tampoco me dieron ninguna explicación. Sólo me dijeron que así lo harían.

Sobre las 17h, vino la matrona y me hizo un tacto, solo había dilatado 3 cm y estaba “muy verde”. Y al mirar los monitores hizo una cara peculiar, con lo que le pregunté si estaba todo bien. A lo que me contestó: “pinta mal.” Ya puedes imaginar mi susto. Le pregunté porqué y me dijo que todo indicaba que sería una cesárea, porque mi cuello estaba muy rígido y que el niño estaba haciendo bradicardias.

A las 18h aproximadamente vino mi ginecóloga. Me explicó que cuando me administraban oxitocina mi bebé hacía bradicardias, y que el motivo sólo se sabría cuando naciera. Me dijo que lo mejor era hacer una cesárea. Pero que si quería podía esperar a ver qué pasaba, pero aunque esperáramos probablemente sería igualmente una cesárea y quizás tendríamos que correr.

Obviamente no quería que mi bebé estuviera sufriendo con lo que elegí entrar a quirófano.

Y ahora lo pienso… realmente hacía falta entrar a quirófano? Mi decisión fue tomada por el miedo? Tengo dudas.

A esa hora también les comenté que el efecto de la epidural ya se había pasado y me dijeron que me esperara a entrar a quirófano, que me pondrían un rescate. Ningún problema, porque solo era molestias fuertes, podía aguantarlas.

A las 18:52 me llevaron a quirófano, me administraron el rescate y ya no podía mover la pierna derecha.

El ayudante de mi ginecóloga era su marido que también es ginecólogo.

Me prepararon. De mientras que lo hacían, mi ginecóloga le decía riéndose a su marido: “pareces novato”, “yo lo hago así”… frases que apesar de saber que eran bromas, no tocaban en aquél momento.

Me tocaron con un instrumento en la zona abdominal y me preguntaron si notaba frío o calor. Repitieron el procedimiento en el tórax. Todo parecía ir bien.

Hicieron pasar a mi pareja.

Y entonces, me empezaron a cortar, me dolió, les avisé. Me dijeron que no, que no estaban cortando. Mi sensación es que me engañaban. Me dolía!

Pero, igualmente me pusieron un rescate de algo, que yo diría que era proporfol. Esperaron un poco, y siguieron.

Noté cómo seguían cortando, como separaban mi abdomen.

Chillaba y estaba inquieta.

(Aquí, paro un momento el relato para explicar que el proporfol no es ninguno analgésico, se utiliza para inducir al sueño. También me gustaría decir que mi pareja me comenta que no chillaba, pero sí se me veía sufrir. En mi cabeza creía que chillaba con todas mis fuerzas. Realmente creía que estaba montando un “show”).

Me dijeron que sentiría mucha presión, que me preparara.

La talla que cuelgan para separar el paciente y los cirujanos, al no ser completamente opaca vi como rozaba un codo. Y el dolor del estómago hasta abajo… me surgiere que me hicieron la maniobra de Kristeller. Sin mi consentimiento, por supuesto.

Chillé, chillé muchísimo. (Otra vez, mi pareja dice que no chillaba tanto. Pero, quizá haya gritado por dentro, en mi interior. Qué dolor. Fue horrible.)

Segundos o quizás minutos después ahí estaba mi bebé. Me lo enseñaron por arriba de la talla. Y lo llevaron a ponerle el ATB profiláctico y se lo dieron a mi pareja, quien hizo piel con piel. Creo que en algún momento me lo pusieron cerca de la cara. No lo sé. En seguida me dijeron, volverás a sentir “presión”.

No aguanté más, otra vez aquella presión, aquél mismo dolor. Gritaba. Estaban sacando la placenta.

Solo escuché mi ginecóloga que decía a la anestesista: “qué, compi?”. Y me durmieron completamente.

Al despertarme todo se había acabado, aún me encontraba en quirófano… me estaban llevando a reanimación. Salí llorando pidiendo perdón al equipo, me sentía una niña que se había portado mal, una blanda. Me fui envergonzada de allí.

Encima…! Encima les pedí perdón.

Ya en reanimación, pude hacer piel con piel y ponérmelo al pecho a mi pequeño.

Más tarde, nos dijo la ginecóloga que el motivo de las bradicardias era una vuelta de cordón en bandolera.

Recuerdo un parto traumático, nada disfrutado. Agridulce. Ahora tengo miedo.

En la visita postparto con mi ginecóloga, me hizo un tacto. Y me dijo que tenía el hueso del pubis muy bajo y que por ahí no cabe una cabeza. Y que el segundo probablemente sería una cesárea.

Me pregunto: y eso no lo había visto antes? Realmente es así? Me siento engañada y con miedo de otra experiencia como esa.

Todo eso hacía falta? Tenía que ser así? Con otro profesional hubiera sido así? En otro hospital sería así?

Hoy veo los porcentajes de cesáreas en hospitales privados y aún me crea más dudas.

Parí en la Corachan donde vi que el porcentaje de cesáreas se acerca mucho al 50%.”